miércoles, 18 de mayo de 2011

IMPORTANCIA DE LOS ESTUDIOS DE HUMANIDADES

IMAGEN: CAPITANPATATA

No hace falta repetir que estamos en crisis, pero ¿y cuándo no lo hemos estado? Si atendemos a su etimología (del griego, claro) realmente la crisis es el momento de tomar decisiones, de cambiar, de mejorar incluso. No se trata necesariamente de un término negativo. Pero no es ése el caso actual: no vamos a mejorar, más bien nos precipitamos por una cuesta abajo que ya venía fraguándose desde décadas atrás. Se han ido disponiendo las circunstancias propicias para que, llegado el momento, ahora, alguien incline nuestro suelo y seamos todos arrastrados al fondo sin remedio. Había algunas señales que lo revelaban, pero ahora es tan pronunciado que nos hallamos ya en una caída vertiginosa, tanto que algunos se preguntan, estupefactos, qué está pasando y la mayoría ni lo ha advertido, ¿creerán que se trata sólo de una atracción más de este gigantesco parque temático creado ad hoc para que vivamos sin preocupaciones y sin cuestionarnos nada, para que sigamos empeñados en lo accesorio y descuidando lo fundamental, mientras otros deciden por nosotros nuestra vida?

Una de esas señales es el escandaloso deterioro de la educación. Resulta extraño que la solución al fracaso escolar, a que haya demasiados suspensos, sea ¡eliminar el suspenso! Si no fuera trágico resultaría cómico que últimamente se prefiera tener un título a tener conocimientos, que tengan más éxito los centros, preferentemente concertados, en los que se hinchan fraudulentamente las notas (sólo por pagar una jugosa matrícula) y no los que ofrecen calidad y exigencia, a menudo, centros públicos. ¿Estaría en su juicio quien prefiriera cobrar por su trabajo billetes del Monopoly, argumentando que son más fáciles de ganar, en lugar de dinero auténtico? ¿Cuánto tardaría en morir de hambre quien llevara esto a la práctica? Lo terrible es que demasiados descubren muy tarde las consecuencias de las carencias formativas. Cuando un joven llegue a sus 25 ó 30 años y se dé cuenta de que ningún título de los que le han regalado sirve para nada, que adaptarse a las exigencias del mercado laboral y ser emprendedor es la trampa de las empresas para subcontratar falsos autónomos, ya será tarde: habrá perdido su capacidad de aprendizaje. Si hasta mediados del XX se estudiaba latín y griego desde los 12 años, a finales de ese siglo se hacía a los 15 años y actualmente no se exige ni latín a los estudiantes de filologías, no se trata de un cambio inocente o casual, los alumnos no son menos capaces ahora: es que no interesa tener una población instruida e inteligente, consciente y responsable de sus capacidades y derechos, exigente. La universalización de la educación no es tal, porque siguen siendo unos pocos privilegiados los que realmente tienen acceso a ella. Y ni los propios profesores se dan cuenta de lo que está pasando, sino que repiten a coro con los responsables de la educación que las "letras" no valen para nada y las "matemáticas" para todo, que las actividades extraescolares son prioritarias, que hay que hacer asignaturas divertidas, que hay que usar a toda costa nuevas tecnologías e inglés o chino..., y cada poco tiempo se cambia sin motivo ni recursos económicos todo el sistema: ya son demasiadas las promociones que han sufrido estos experimentos.

Es realmente fundamental que todos los alumnos estudien Humanidades, y muchas, porque sin ellas se destruye nuestra civilización ¡sólo! y las generaciones venideras tendrán la ingrata tarea de recuperarlas y reprocharnos nuestra desidia.

Recomiendo leer ahora el artículo

Y una lectura estupenda para este verano es
la novela Un mundo feliz, de Aldous Huxley.

2 comentarios:

  1. Interesante artículo Clara, yo pienso que en este mundo son tan necesarias las Humanidades como las Matemáticas. Es triste ver cada día cómo a éstas se les concede máxima importancia, y sin embargo las primeras se infravaloran y se perciben como banales y fáciles. Sin el conocimiento de la historia o del arte, el ser humano no podría considerarse como tal, ni podría avanzar para mejorar sobre sus pasos(y sin esto así vamos en declive, como dices en el artículo).

    En cuanto a la situación de la educación española...nada que añadir. Quieren estar "a la altura de Europa" pero recortan presupuestos para la educación en vez de invertir más en ella. Pan para hoy y hambre para mañana.

    Me ha parecido perfecta la recomendación de "Un mundo feliz" pues es un libro que se encuentra entre mis preferidos. Esa 'dictadura perfecta' queda demasiado lejos, pero coincido en que la población está cada día mas idiotizada (aunque en este caso no sea a base de Soma). Tiempo al tiempo ;)

    Un saludo.

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  2. ¡Cuánto bueno por aquí!
    Estoy contigo, yo también pienso que hay que estudiar matemáticas ¡no soy tan ignorante como los que dicen que las letras no sirven para nada! Tan sólo matizo que las primeras son muy importantes, pero las segundas fundamentales: nos hacen seres trascedentes.
    Lo que sí parece que va a cumplirse es que nuestras universidades acabarán siendo como las europeas: en lo malo, porque muchas van a empeorar. Ya tenemos en los nuevos grados un 1º que parece un 3º de bachillerato flojo y un 5º pagado a doblón con el máster. Además, encarecimiento y recortes, aunque aquí no protestemos (http://www.clarin.com/mundo/Estudiantes-atacan-Partido-Conservador-Londres_0_370162987.html).
    Me alegra que conozcas "Un mundo feliz", yo lo leí con 16 años, en las postrimerías del siglo XX, y me pareció una interesante ficción. Pero últimamente compruebo perpleja que empiezan a ser reales algunos de sus aspectos y, como en el libro, vivimos ausentes de ello. Algo similar me sucede con "Blade Runner", pues es cierto lo que leí en un estudio: que en esta película aparece un futuro de la humanidad mucho más posible que en otras ficciones sobre mundos maravillosos utópicos, felices y asépticos.
    Besos.

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